Estoicismo en el cine.

El mecanismo de una producción audiovisual, ya sea película, cortometraje, publicidad, videoclip, o serie de televisión, funciona por la disciplina que existe en el sistema de trabajo, y de la disciplina de cada individuo, para emplear sus talentos y conocimientos de la manera más efectiva.

En la actualidad, es cosa complicada labrar una disciplina de trabajo sólida. Vivimos en una época de constante ruido que, interrumpe el enfoque en nuestras actividades diarias. Las personas que logran concentrarse, es por hábito y rutina.

El inconsciente social carga un peso, la obligación por cumplir con un trabajo día a día. Medimos el producto de este ejercicio con resultados. La práctica más común es a través de la percepción de un sueldo, que refleje el aguante del auto flagelo diario.

La persona que tiene un trabajo estable dentro de un horario fijo, puede separar sus hábitos de trabajo de las rutinas sociales. Esto facilita la lucha contra la procrastinación. Al final del día, quedan con la sensación y satisfacción de haber cumplido con una jornada laboral.

Esto está bien para evitar el juicio interno y no sentirse parásitos de la sociedad. Midiendo nuestros resultados, logramos un mejor control de los pulsos emocionales que merman la vida disciplinada.

Pero el trabajador del mundo audiovisual, vive en un mar de incertidumbres: el del trabajo temporal. Existen casos de muchas personas que trabajan en productoras, u otros empleos fijos, que les dan la libertad de poder ausentarse de sus labores para realizar un proyecto. La mayoría —los freelancers—, saltan de un proyecto a otro, sin tener certezas, de horarios y sueldos.

Para los llamados freekancers construir una vida a base de la rutina y el hábito es complejo. No es por falta de disciplina. Los horarios y hábitos varían de proyecto en proyecto, en donde las jornadas, dependen de los caprichos de los directores y productores. Esto, bajo el pretexto de estar haciendo arte.

En el mundillo audiovisual, existe una frase estúpida que canta en el cine, hay hora de entrada, pero no de salida. Este absurdo, que se porta como medalla orgullosa, en realidad solo muestra un sistema desorganizado y carente de disciplina.

Al final de un proyecto audiovisual, la gente queda agotada física y emocionalmente. Las personas que tienen la suerte de conectar el término de un proyecto con el inmediato inicio de otro, crean una insana rutina, que les permite sobrevivir a las alteraciones de su mente y cuerpo.

Esta disciplina es efectiva, por un tiempo; mantenerla es imposible. Su continuidad disemina su espíritu creador y curioso. Muchos, antes de perder por completo la ilusión que los impulso a dedicarse al cine, desertan de los sets de filmación para refugiarse en empleos más estables.

El trabajo para producir una película es tan demandante como cualquier otro. Pero por la imposibilidad de generar un ritmo de trabajo sano que, permita un buen descanso físico y un desahogo emocional, lo hace una labor que demanda de una energía extraordinaria.

El freelance, entre proyectos, tiene una vida con hábitos propios de su condición. Saltarse comidas, desvelarse, no trabajar, etc., son decisiones que descansan en sus hombros. Pero al integrarse a un equipo de trabajo, su rutina cambia drásticamente, más en aquellos que llevan una vida indisciplinada y desorganizada. Al demandárseles adaptarse a la nueva rutina, afecta su desempeño laboral. A la larga —este sube y baja— termina por derrotarlos. Aceptan los usos y costumbres de las productoras sin tener capacidad de protestar.

Es imposible demandar condiciones laborales balanceadas, cuando uno mismo lleva una vida desorganizada. Estos terminan demandando condiciones ilógicas y carentes de sentido.

Una manera efectiva para poder establecer condiciones de trabajo, antes de pisar la oficina de producción, es llevando una vida disciplinada. De esta manera, podemos adaptarnos a la rutina de un trabajo temporal y, establecer límites que se ajusten a la producción, sin sufrir cambios que, alteren nuestro espíritu creador.

El estoicismo es una filosofía que busca soluciones lógicas a problemas del ámbito de la vida. Los escritos de Epicteto, Séneca, Marco Aurelio o Montaigne, enseñan a racionalizar nuestras emociones. Sus textos parecen como una serie de reglas para afrontar la vida. Pero esta es una incorrecta aplicación.

La práctica de esta filosofía de vida, para que se fortalezca la mente, debe de ser diaria. De nada sirve, si solamente aplicamos sus enseñanzas, a la hora de iniciar un trabajo. El objetivo de sus promotores es formar un carácter robusto en las personas.

Todos cool.

En Estados Unidos, bomberos, policías y rescatistas, cuando se encuentran en una situación en la cual tienen que calmar a una persona, como regla no escrita, está prohibido decir the “C” word esto es “Calm Down” (calma).

La misma norma debemos de aplicar cuando nuestra cabeza se comience a calentar. Para ello, lo primero es en reconocer, cuáles son las cosas o situaciones que están dentro y fuera de nuestro control. Día a día, enfrentamos imprevistos. Algunos surgen a consecuencia de nuestras reacciones, otros por consecuencias de alguien más.

La mente reptiliana de nuestras cabezas —la amígdala—, está siempre alerta. Ve en cada rincón, la sombra de un depredador que amenaza sus certezas. Lo cierto es que las mentes malignas, solamente viven en la fantasía. La mayoría de la gente que obra mal, desde nuestro punto de vista, es por estupidez y no por maldad. Las personas, realmente oscuras y maliciosas, cuando desean hacerte daño, lo hacen sin que adviertas el zarpazo.

Con una mente calmada, que no es lo mismo que pasiva, puedes evitar caer en discusiones tontas. Aprendes a reconocer tus batallas.

El que se enoja pierde.

Cuando te enojas, pierdes la cabeza. La emoción se detona, al insistir en controlar lo incontrolable. Cuando estás furioso, eres presa fácil de críticos. Caes en un abismo de miedos e inseguridades.

La gente frágil es víctima de señalamientos y críticas. Si algún problema surge y es tu responsabilidad, asume la culpa y busca soluciones. No caigas en el juego de cobardes y discutas defendiendo tu posición. Si la falla no fue responsabilidad tuya, la paciencia y el silencio son tus aliados. No desgastes energía defendiéndote ni en suponer lo que otros piensan. No vale la pena hacer frente a un chisme, ante alguien que hace caso de un chismoso.

Cuando estás creando, los errores surgen, no es culpa de nadie. Lo importante es aceptarlos, encontrar una solución y aprender de ellos.

Sé estricto, contigo, y tolerante con los demás.

Cada momento del día está lleno de oportunidades. Cuando estamos cansados, mal alimentados y desconcertados, nos ponemos en una posición que juzga estas oportunidades como buenas o malas. No existe tal diferencia.

Produce una rutina y hábitos que te mantenga en una posición en la cual puedas reconocer como sacar provecho a lo que se te ofrece.

En un mundo lleno de egos, la empatía es esencial. Antes de encauzar tu coraje contra alguien, ponte un momento en su lugar e intenta comprender su punto de vista. El egoísta, siempre saca lo peor de las personas. Estar en un ambiente gobernado por la intolerancia es fácil ser esclavo del miedo y la ignorancia.

Momentos de reflexión.

Los eventos de la vida no son binarios. Cuando se te coloque en una situación, donde debas de escoger entre dos opciones, detente y piensa. La regla es encontrar al menos tres opciones siempre. Recuerda que nada importante es urgente y lo urgente rara vez es importante.

Las personas de mente estrecha, empujan a que se acepten sus condiciones. Desechan todo bajo un manto de absurdos. Esto es común de gente deshonesta. Para estar preparado e identificar a estas personas, aprende a reflexionar. Nada es A o B. Reconoce los detonantes y aprende a hacer una pausa para reflexionar. Donde existe A o B, también hay C, D, E, etc., tu imaginación pondrá el límite.

Para ser feliz se necesita muy poco.

Una mente sana y curiosa, alimenta a la imaginación. La mayoría de las cosas que tenemos o deseamos, no nos ayudan en realidad a ser felices o llevar a cabo un trabajo. Las personas que tienen listas con necesidades para cumplir con sus obligaciones, por lo general, son faltos de imaginación.

Tan solo el 20 % de las cosas que tienes son necesarias para tu trabajo o ser feliz. El 80 % sobra.

En un proyecto, al entregar tu lista de necesidades, piensa en cada cosa que solicites. Mucho de lo que se solicita es para cubrir las lagunas de conocimiento e imaginación que tenemos, y es cuando esto sobra o estorba en tu desempeño. Las incertidumbres siempre existirán. Aprende a sacar provecho de lo que tienes a la mano.

Vive en el presente, aprende a decidir de manera efectiva.

Los planes siempre se vienen abajo con los caprichos del destino. No importa lo prevenidos que seamos, siempre está la probabilidad de que algo salga mal. Opinar así, no es ser negativo, al contrario, es ser consciente, y sirve para estar preparado. El alma de supersticiosos deja todo en manos de la suerte y la fe.

Al depender de la suerte, nos llenamos de dudas. Nuestra mente preventiva inicia un proceso de protección natural. Esto es anticiparse a lo que aún no sucede. Este agotador ejercicio provoca distracciones y, nos impide poner toda nuestra energía y esfuerzo en el trabajo que se tiene a mano.

En cada momento que desgastamos energía por anticipar los sucesos del futuro, perdemos enfoque. Al perderse Este, se pierde la capacidad de tomar decisiones. Una herramienta saludable es pensar en los posibles resultados de nuestra decisión, antes de tomarla. Si la decisión puede producir un error, que se puede corregir de inmediato, decide rápido. Si al contrario, el resultado de la decisión afecta a largo plazo, reflexiona sobre ella.

Mente sana en cuerpo sano.

Lo sé, es un cliché, pero es uno bueno. También es un cliché que, para soportar una pesada jornada laboral, se necesite de altas dosis de café, cigarros, Red Bull y otros tantos tipos de drogas.

El cuerpo cansado se sofoca, esto provoca que se altere el ritmo natural de nuestra respiración. A la vez, conforme las horas pasan, se pierde el enfoque y quedamos a expensas de depredadores ansiosos llenos de ego. Es importante tener en buen ritmo a la respiración para poder pensar con claridad.

Mantenerse sano, no es inscribirse en un gimnasio y pasar largas horas en este. Con tan solo tener una rutina de ejercicios diarios, una hora al día, caminar, correr o andar en bicicleta, son algunas opciones para entrenar al cuerpo para que aguante el estrés de un trabajo. No debemos dejar de lado una buena alimentación, la correcta selección de alimentos, se convierten en energía para el cuerpo y la cabeza.


Para tener una vida de calidad, tenemos que encontrar un balance entre el trabajo y la convivencia social. Esto es porque el trabajo en el mundo audiovisual, necesita de calidad. Y cuando perdemos energía mental, nos acostumbramos a la convivencia vacía del set de filmación, con el tiempo, perdemos la emoción por la labor.

A menos que seamos el productor o el director de un proyecto, será imposible imponer un horario de trabajo que nos acomode. Lo que sí podemos controlar, es exigir que se respeten doce horas de trabajo por doce horas de descanso.

Tener una vida disciplinada fuera de un proyecto audiovisual, facilita saber nuestras necesidades para poder desempeñarnos correctamente. Mantener la calma es una ventaja en cualquier discusión o aclaración. Todo esto es el resultado de la rutina y el hábito.


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