Decide ser feliz.

Una de las sonrisas más grandes y orgullosas que he visto en mi vida es la que sucede en reuniones de familiares y amigos cuando en un debate a alguien se le concede la razón. Muchas veces la he llegado a comparar con la risa de un niño al abrir un regalo o cuando se revuelcan en un charco de lodo. Es extraño, pero a las personas les gusta tener la razón, aunque de verdad no la tengan.

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