El científico y la exposición.

El científico artista, para existir, necesita exponer su obra. Su trabajo es interpretar sus miedos, sus dudas, sus angustias; materializarlas en sonidos, trazos, letras, edificaciones, imágenes estáticas y en movimiento. La exposición es la muestra de lo que perturba su alma. Desea expulsar —hacer llover—, y germinar la imaginación del espectador. Limpiar un camino de entre los árboles del bosque de emociones en el que circulamos diariamente.

Cuatro tiempos y una conclusión.

Escribir es apasionante, es la forma de comunicación más sincera que existe. Todo el tiempo estamos en un constante ir y venir entre lectura y escritura. El reto siempre está frente a nosotros: expresar lo mejor posible nuestras ideas; conmover al otro con palabras; hacerlo cómplice de nuestro universo.

La depuración de la inteligencia artificial.

Cuando hablamos de que la inteligencia artificial va a dar fin a muchos empleos en el arte, me queda un sabor amargo en la boca: ¿Tan devaluada tenemos a la inteligencia humana?

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