Benoît Mandelbrot creó los diagramas que llevan su nombre. La idea de estos diagramas es para visualizar los datos caóticos y las distintas variables que hay en un sistema. El caos no es sinónimo de desorden. Es un sistema del que aún no desciframos o vemos los patrones que lo constituyen. En ese caos es donde descansan las ideas a la espera de ser encontradas.
Antes de que existieran los GPS, existía la Guía Roji. Bibliografía indispensable en los autos de no hace tanto tiempo atrás. Su función, como la de cualquier mapa, era llevar al usuario del punto A al punto B. Todo era incertidumbre al salir de casa. Nadie podía saber con seguridad sobre el tráfico, manifestaciones u otros eventos que caóticos entorpecedores para el ciudadano amante de la puntualidad.
Los intrépidos viajaban sin planeación, guiados por el instinto. Despreocupados llegaban, por lo general, impuntuales a sus compromisos. Perdidos en las calles o carreteras, necios y confiados, se resignaban a la aventura o a sufrir ataques de ansia.
Sin lugar a dudas, el salir sin una ruta planeada era la oportunidad para vivir una aventura. Pero, ¿a qué costo vivimos esa aventura? Pérdida de tiempo, malas primeras impresiones, trabajo a medias, resultados mediocres.
Lo mismo sucede cuando decidimos escribir una historia sin tener antes un bosquejo de ella. Una maqueta es la herramienta perfecta para mantenernos en el camino sin distracciones, o desgastes, que al final dan un trabajo pobre y mal logrado.
Caos
Aunque del caos nacen las ideas, el parto debe de suceder fuera de ese caos. Mantenerlas en el torbellino mental es abrumante. En lugar de escribir, termina por hacernos perder el tiempo en contemplación y confusión. Muchas veces nos hace desertar.
Existe una idea en tu cabeza, la miras desde todas las perspectivas. Es la idea que intenta exponerse; la tienes que ayudar a librarse de la jaula en la que está atrapada.
La primera parte de una maqueta no consiste en darle forma a tus imágenes, sino en desahogar a tu mente de ellas. Apuntarlas en tarjetas, libretas u hojas de papel. En cualquier lugar donde puedas visualizarlas en el mundo material.
Llenar páginas y páginas
Una página en blanco frente a nosotros podrá estar sin letras pero no callada. ¿Dónde está mi idea? ¿Por dónde debo comenzar?
Es asfixiante no encontrar las respuestas a las preguntas que te hace la hoja. Lo que hacemos es poner todo a un lado y distanciarnos. La energía se ha agotado en tan solo pensar cuál será el inicio de todo.
La previsualización de una historia es arrojar luz al laberinto de imágenes que van a conformar nuestra historia.
Un arquitecto no trabaja sin antes tener una maqueta y planos. Al igual que un ingeniero. Los planos no solo sirven de guías, sino también de prevención. Arropan de información al creador. Dan un margen de seguridad.
Un escritor necesita también de rodearse de las herramientas necesarias para crear. Debe hacer una maqueta de su historia para conseguir datos que alimenten a los personajes, su drama, sus conflictos y los lugares donde se desarrollan.
La visualización de una historia es importante. Podemos saber en principio a dónde nos dirigimos, aunque en ocasiones, la historia y personajes, tomen vida propias. Decidan por un camino y resultados distintos al que se planeó. Eso está bien, ningún mapa es el territorio. Es tan solo una guía de ayuda para llegar a buen puerto.
Cada paso dentro de la historia es un paso lleno de posibilidades. Debes de investigar, informarte de los alcances que puede tener cada momento decisivo, así tendrás opciones para escoger durante el camino que llevará tu relato.
La imaginación se alimenta de la curiosidad. El artista no puede darse el lujo de ser apático para satisfacer el hambre de la curiosidad de la mente. Quizás nos apoyemos en la memorización o por una supuesta inteligencia, pero sin imaginación nada funciona. Ésta es la que ayuda a crear el caos dentro de nuestras cabezas.
El contorno
La maqueta es el contorno de nuestra historia, nos ayuda a mantener el enfoque en el desarrollo de los conflictos.
La claridad es importante a la hora de escribir. El asunto es eliminar a los obstáculos que mermen tu energía y creatividad.
Para lograr que tu bosquejo funcione, formula las preguntas correctas: ¿cuál es la motivación de mi personaje? ¿Cuál es la información que hace avanzar a la escena? ¿En qué desastre voy a poner a mi personaje? ¿Para qué?
Con paciencia, las imágenes de nuestras notas toman forma. Es como el juego de colocar fichas de dominó paradas, una después de otra, para que después de generar una reacción caigan en secuencia a partir de un delicado empuje. La primera pieza es tan crucial como la siguiente; si no están conectadas, no generan la reacción en cadena que se desea.
Conclusión
Cuando caminas por tu casa en plena oscuridad, lo haces sin necesidad de un mapa, ya tu mente tiene un esquema del lugar donde queda cada mueble. No necesitas estar pensado donde se encuentra el apagador para arrojar luz al desorden. Tu mente ya ha creado una guía y esto te permite pensar en cosas más vitales. Una maqueta o bosquejo tiene la misma función. Es olvidarte de cómo o dónde está tal y cuál idea. Lo importante es enfocarte en la calidad y creatividad de la escritura.
Todos amanecemos con una cantidad finita de energía, por eso debemos de ser conscientes de cómo y en qué invertirla.